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Crear una empresa online no es simplemente abrir una página web. Es una decisión estratégica que involucra múltiples factores: desde la fiscalidad y la banca hasta la jurisdicción adecuada y el modelo de negocio. En esta guía completa, te contaré lo que he aprendido tras años de analizar estructuras internacionales, ayudar a clientes y, sobre todo, equivocarme y ajustar el rumbo. Aquí no vas a encontrar generalidades: esto va en serio.
¿Vale la pena crear una empresa online? La decisión más importante
Antes de pensar siquiera en registrar una empresa, necesitas hacerte la pregunta que casi nadie se hace: ¿realmente necesitas una empresa online?
Muchas personas se obsesionan con “la mejor jurisdicción offshore” sin tener claro si realmente les conviene montar una estructura internacional. Lo veo constantemente: confunden la herramienta con el objetivo. Antes de decidir el lugar, analiza tu situación global, tanto personal como corporativa. Por ejemplo, si resides en un país como Bulgaria, puede que te convenga más operar como autónomo con un tipo impositivo del 7,5%, que montar una empresa al 10%. Suena contraintuitivo, pero es el tipo de cosas que te ahorra muchos quebraderos de cabeza.
Definiendo el modelo de negocio digital: ¿qué vas a ofrecer y a quién?
Una empresa online sin un modelo de negocio claro es solo burocracia vacía. ¿Vas a vender productos físicos? ¿Infoproductos? ¿Servicios digitales? ¿Vas a facturar a clientes en Europa, América o Asia?
No es lo mismo vender software que asesoría fiscal, ni lo es tener un e-commerce que trabajar con afiliación. Define exactamente qué haces, cuánto planeas facturar, quién es tu cliente y cómo vas a cobrarle. Solo entonces podrás elegir una estructura legal y fiscal adecuada.
Muchos de los clientes que asesoro caen en la trampa de pensar que el 0% fiscal es siempre la mejor opción. No lo es. Si no puedes procesar pagos con Stripe o PayPal, si te bloquean los fondos o no puedes abrir cuentas bancarias, esa empresa de “0%” es completamente inútil.
¿Autónomo o sociedad? Comparativa realista para negocios online
Este es uno de los primeros dilemas: ¿me doy de alta como autónomo o monto una SL (Sociedad Limitada)? Y la respuesta, como siempre, es: depende.
Como autónomo en países con regímenes especiales puedes tener ventajas fiscales tremendas. Por ejemplo, en algunos países puedes tener exención de impuestos si no superas ciertos umbrales de facturación. Incluso en jurisdicciones como Bulgaria o Chipre, el régimen de autónomos puede resultar más eficiente fiscalmente que una empresa, especialmente en las primeras etapas.
Por otro lado, una sociedad te permite escalar, separar patrimonio personal y abrir puertas a estructuras más sofisticadas como holdings, propiedad intelectual o acuerdos con socios.
Requisitos legales y fiscales para emprender por internet
Aunque tengas un negocio online, las obligaciones legales siguen ahí: alta en Hacienda, Seguridad Social, presentación de modelos fiscales, facturación reglada, cumplimiento de protección de datos, etc.
Además, si operas internacionalmente, necesitas considerar los tratados de doble imposición, las normas CFC (Controlled Foreign Company), establecimiento permanente, dirección efectiva y más. Son cosas que la mayoría desconoce… hasta que es demasiado tarde.
Por ejemplo, si tienes una empresa offshore pero resides y trabajas desde España sin sustancia en otro país, Hacienda puede considerarla residente fiscal en España, y tributar todo allí con sanciones incluidas.
Elegir la jurisdicción correcta: fiscalidad, sustancia y viabilidad bancaria
La pregunta no es “¿dónde pago menos impuestos?”, sino “¿en qué país puedo tener una estructura sólida, legal, operativa y con acceso a banca funcional?”
He visto demasiadas empresas offshore creadas en lugares como San Vicente, Nevis o Vanuatu, donde abrir una cuenta bancaria es misión imposible. Solo sirven (y con suerte) para proyectos cripto. En el 99% de los casos, descártalo.
Si necesitas banca funcional, procesamiento de tarjetas y legitimidad operativa, entonces hay opciones realistas:
- Chipre: excelente si procesas con Stripe o tienes propiedad intelectual, gracias al IP Box. Tiene un impuesto bajo y es viable como holding.
- Bulgaria: interesante para autónomos y empresas, aunque hay que considerar el coste de sustancia (empleados, oficinas).
- Panamá: útil si combinas con otra entidad por encima. Tiene limitaciones bancarias, pero es sorprendentemente resistente a los cambios.
- Georgia y Estonia: opciones mixtas según tu perfil de residencia y facturación.
¿Dónde abrir la empresa online? Las mejores opciones según tu caso
Si estás empezando:
- España como autónomo bajo régimen simplificado (si resides allí).
- Bulgaria como autónomo si no necesitas procesamiento de tarjeta.
Si necesitas procesamiento de pago:
- Chipre es excelente para Stripe, pasarelas y propiedad intelectual.
- Gibraltar o Estonia, si puedes justificar sustancia o estructura digital.
Si facturas en grandes volúmenes:
- Estructuras en varios países combinando holdings (por ejemplo, Chipre + Panamá).
- IP Box y planificación internacional más sofisticada.
Recuerda: donde vivas, también importa. No solo por el impuesto de sociedades, sino por las normas CFC y la obligación de tener “sustancia real” (oficinas, empleados, presencia efectiva).
Procesamiento de pagos: el talón de Aquiles del negocio digital
Puedes tener la empresa más optimizada del mundo, pero si no puedes cobrar, no tienes nada.
Procesar pagos con tarjeta (Stripe, PayPal, etc.) implica estar en jurisdicciones “aceptadas” por estos procesadores. No vale con estar en una isla con 0% de impuestos si ningún banco te abre cuenta, o si Stripe te cierra por “riesgo reputacional”.
Aquí es donde opciones como Chipre o Estonia brillan. Te permiten operar con normalidad, tener acceso a banca europea y mantener una fiscalidad razonable.
Jurisdicciones a evitar: errores comunes y promesas vacías
Las peores decisiones que he visto tienen algo en común: elegir jurisdicciones sin banca viable o con requerimientos imposibles de cumplir.
Por ejemplo:
- San Vicente, Nevis, Belice: sin banca real y en listas negras.
- Islas del Caribe sin sustancia: sin oficinas, sin empleados, sin chance.
- Entidades LLC “transparentes”: prometen 0% pero acaban tributando en el país del socio por normativa CFC.
Las estructuras malas se caen solas. La burocracia, las regulaciones y la realidad financiera las destruyen.
Estructuras internacionales: cómo escalar y diversificar sin morir en el intento
Cuando el negocio crece, puedes combinar estructuras:
- Empresa en Bulgaria para canalizar parte del ingreso.
- Holding en Chipre o Georgia para beneficios mayores.
- Licencias de propiedad intelectual para reducir impuesto efectivo.
- Subdividir sociedades según línea de negocio.
A medida que creces, puedes jugar más con jurisdicciones y tipos de ingreso. Pero querer esto cuando estás solo o empezando es irreal. Cada estructura se debe adaptar al momento del negocio, al tipo de cliente y a tu residencia fiscal.
Conclusión: crear una empresa online hoy no es difícil, pero sí requiere criterio
Crear una empresa online es más fácil que nunca. Pero crearla bien es más complejo que nunca.
No se trata de evadir impuestos, sino de construir algo que funcione, que te permita cobrar, crecer y dormir tranquilo. He visto todo tipo de estructuras, y lo que realmente importa es que lo que montes sea funcional, defendible y que no te explote en la cara en 3 años.
La clave está en entender tu caso, anticiparte a los errores y construir sobre bases sólidas. Si haces eso, crear tu empresa online puede ser lo mejor que hayas hecho en tu vida profesional.